La novela está ambientada en el pueblo de Macondo, lugar ficticio que refleja muchas de las costumbres y anécdotas vividas por García Márquez durante su infancia en su pueblo natal, Aracataca, en la Costa Caribe de Colombia. El sentido multifacético del tiempo que discurre entre lo eterno, lo lineal y lo cíclico y una prosa rítmica cercana a la tradición oral le confieren a la novela su carácter distintivo de mito críptico que llevó a los críticos a considerarla como una de las obras fundadoras del género literario conocido como realismo mágico.
Ubicación geográfica
Las referencias de la novela ubican a Macondo en algún lugar de la Costa Caribe colombiana entre la Ciénaga Grande de Santa Marta y la Sierra Nevada de Santa Marta, zona correspondiente a los municipios de Ciénaga (Magdalena), Zona Bananera, Pueblo viejo y Aracataca (población de origen del autor).
Tiempo histórico
Cien años de soledad puede ubicarse en la historia de Colombia entre mediados del siglo XIX y mediados del siglo XX, época claramente reconocible por las guerras civiles que se dieron durante toda la segunda mitad del siglo XIX que enfrentaron a los nacientes partidos liberal y conservador, los cuales debatieron las ideologías de régimen federalista y centralista en el país. Durante la Regeneración, el presidente Rafael Núñez promulga la constitución de 1886, la cual establece un régimen centralista en materias principalmente política y económica, iniciando por entonces la república conservadora (que se prolonga hasta 1930) y teniendo como principal detractor a Rafael Uribe Uribe, quien lidera la guerra civil de 1895 y la Guerra de los Mil Días (1899-1902). García Márquez reconoció que el general Uribe Uribe fue el inspirador del personaje del coronel Aureliano Buendía.
En 1906 se construye el ferrocarril que conectaba a Santa Marta y Ciénaga (Magdalena) y por entonces se establece en el país la compañía United Fruit Company para la explotación bananera, situación que trae un rápido desarrollo a la región. El trato inhumano a los trabajadores obligó a organizar una huelga en noviembre de 1928 que desencadenó los acontecimientos conocidos como la Masacre de las Bananeras, narrada en la novela. Las tertulias de los cuatro discutidores (Alfonso, Álvaro, Germán y Gabriel) y el sabio catalán (Ramón Vinyes) se dieron en la Barranquilla de principios de los años 1950, cuando García Márquez trabajó en el diario El Heraldo.
Tiempo cíclico
A pesar de estar ubicada en un marco histórico reconocible, la historia parece estática ya que ocurren acontecimientos que se repiten en forma cíclica una y otra vez. Gabriel García Márquez dotó de cierta personalidad a los personajes que aparecen al principio de la obra, personalidad que se ve reflejada en cada nuevo personaje que nace y adopta el mismo nombre de su antepasado, como en el caso de los Aurelianos y los José Arcadios. Esta misma característica se presenta en otras situaciones como las relaciones incestuosas y los destinos solitarios de sus protagonistas, en un círculo vicioso que solo termina cuando el pueblo entra en decadencia y se acerca el fin de la familia Buendía
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